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Viajar a Bután, viaje con destino a la felicidad

Fortaleza de Punakha

Conocer el verdadero sentido de la felicidad es sinónimo de viajar a Bután. Para saber el rendimiento y la calidad de un país, solemos hacer uso del PIB (Producto Interior Bruto) o PBI (Producto Bruto Interior). En Bután sucede lo contrario y miden la felicidad con su propio indicador: Índice Nacional de Felicidad.

La afluencia de turistas no es masiva. Así que, no te preocupes por las largas colas para visitar monumentos o bellos paisajes con abundante vegetación. ¡Te acabarás enamorando de Bután!

Viajar a Bután para descubrir costumbres milenarias

Ya cayeron rendidos a las maravillas de este país, los duques de Cambridge en su recorrido por India y Bután, donde quedaron asombrados con las felices montañas butanesas.

Adentrarse en el pequeño Reino de las Nubes, más o menos del tamaño de Suiza, es dejarse embaucar por sus árboles, templos, folclore y hermosos paisajes de arrozales. Cerca de un 70% del país está compuesto por árboles. Es por eso que Bután ostentó el récord Guinness del mundo en plantación de árboles: en el año 2015 plantó 50.000 árboles en solo una hora. ¡Respirar aire puro en Bután es todo un privilegio!

Ha estado durante años vedado al turismo y esto le ha permitido, hoy en día, poder ofrecer al viajero un sinfín de costumbres, tradiciones y preciosos templos que se conservan intactos desde hace siglos.

Recorriendo Bután a pie, a caballo o a cuatro ruedas

Una de las paradas recomendadas por Bhárad en este viaje exótico es el monasterio Taktsang, del siglo VIII. Este monasterio, conocido como el Nido del Tigre, guarda leyendas asombrosas en su interior. A lo lejos, el viajero ya puede ver su majestuosidad al estar enclavado en la roca de manera vertical sobre el valle de Paro. Allí podrás llegar mediante una ruta a caballo y pararte a tomar el té o un café a más de 3.000 metros de altura en una de sus paradas.

Templo de Takshang en Bután

En los alrededores del Himalaya, podremos acceder a su capital, Thimphu (Timbu) y ver el deporte nacional de Bután, el tiro con arco. Thimphu se caracteriza, además, por los dzongs, especies de fortalezas-templos del siglo XVII ubicados en puntos elevados junto a un río.

Si ves que no hay semáforos, no te extrañes porque no los hay. Pero Timbu es la capital por excelencia de la espiritualidad, así que tanto tu cuerpo como tu mente se alinearán para que no te estreses si no ves semáforos a tu paso. Una ruta a pie hacia el Monasterio de Tango será tu próxima actividad para perderte por la vida monástica al viajar a Bután.

Deporte nacional en Bután: tiro con arco

De camino a Punakha, te encontrarás por la carretera animados camiones de origen indio que llevan las mercancías a los diferentes pueblos. A tres horas de Thimphu, se encuentra la fortaleza de Punakha, la que fue capital de Bután hasta 1955. Este enclave es un espacio prestigioso para los amantes de la naturaleza donde confluyen ríos Mo Chhu y Po Chhu.

Fortaleza de Punakha

Viajar a Bután para relajarse en el Himalaya

Difícil es no relajarse en un país que se caracteriza por tener la tasa de Felicidad Interior Bruta más alta y única en el mundo. Viajar a Bután es encontrarse con la definición de paz y relajación. Adentrarse en alguno de sus balnearios o tshachus es la auténtica medicina natural de sus lugareños. Durante siglos, las aguas de Bután han curado dolores y males como la artritis. Las más conocidas están ubicadas en las orillas del río Mo Chu.

Asimismo, en los campos de arroz majestuosos, en Punakha Ritsha Village, uno puede encontrar la armonía y serenidad que tanto ansiamos a veces. Las hermosas pinturas del dzong de Punakha harán que te empapes de la filosofía de vida de Bután: naturaleza, flora y fauna o las enseñanzas de Buda, entre otros.

Viajar a Bután es viajar al centro del recogimiento interior y a un auténtico paraíso: resorts con increíbles jardines que de noche dejan ver la silueta de las montañas del Himalaya a la luz de la luna.

Arrozales en Bután

Cerca ya de la frontera con China, nos encontramos con los templos del valle de Bumthang. Perderte a los orígenes de este país será uno de tus comedidos en Bumthang, donde quedarás asombrados con templos intactos que datan del siglo VII, como el templo Jampey Lhakhang.

Viajar a Bután en noviembre es todo un espectáculo de auténtico folclore en Bumthang: los monjes, ataviados con ropajes hechos a mano y muy coloridos, realizan la conocida danza Cham donde bendicen a sus queridos turistas. ¿Quién se resiste a este plan?

Además de templos, podrás ver las costumbres más tradicionales de Bután haciendo una ruta por las fábricas donde trabajan las mujeres de la zona elaborando bolsos o bufandas de lana. Si prefieres ver animales sorprendentes y poco habituales, no te olvides del panda rojo, un tierno animal que habita en las áreas montañosas de los parques naturales  de Thrumshingla y Jigme Dorji, cerca del distrito de Bumthang.

Este adorable panda menor de Bután con colores blancos, negros y rojizos pertenece a la familia de los mapaches y los osos y se alimenta de frutas, raíces, bambú y huevos. Para verlos, lo mejor es de noche, ya que son algo sensibles a la luz solar.

Panda rojo o panda menor
Panda rojo de Bután

Si quieres conocer el país más feliz del mundo, ¡tienes que viajar a Bután! Si quieres asegurarte de que tu viaje sea una experiencia única, no dudes en ponerte en contacto con nosotros vía email o en el teléfono 955 52 25 30.

En Bhárad, tenemos un plan diseñado para cada uno de nuestros viajeros que no podrás rechazar. ¿Quieres ser nuestro próximo #viajeroBhárad?

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